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25 dic 2007

En estas fechas...

Un año más de vida, un año de vida menos, como quiera que se vea el tiempo no regresará, no importa que tanto lo desee, no importa que tanto le ruegue al cielo, el tiempo muerto no renacerá, la vida perdida no regresará jamás.
Hoy, en las últimas fechas de Diciembre de 2007, un año ha pasado y pareciera que como siempre nada cambió, o casi nada, un paso más cerca de la perfección, o al menos de un estad más satisfactorio de todos nosotros, una falsa tregua atemporal que en realidad no durará mucho, pero que cada año se presenta. Por ahora me conformo con la hipócrita ilusión de una felicidad autoimpuesta por una monarquía social que nunca existió más sin embargo nunca fue depuesta.
“Hoy es noche buena y mañana navidad…”, el espíritu de estas fiestas decembrinas pareciera invadirnos a todos, hasta el extraño es merecedor de una sonrisa sincera de nuestra parte, y aún así somos capaces de no ver los propios males, hoy todo es fiesta, todo es risa, alegría, es comida y felicidad. Mañana será un recalentado, el recuento de la noche anterior y en la semana un patetismo extraño nos invade, en espera nuevamente de la máxima fiesta de todas, la despedida del año, la despedida de un tiempo muerto , de un año de vida que no volverá y es la bienvenida del nuevo año, lleno de esperanza y desesperación que comenzará con la cruel realidad del adeudo. La “cuesta de Enero” se hará sentir con todo su rigor, y como cada año la bondad por los extraños se ha esfumado, volvemos a ser aquellos seres insensibles que solo se preocupan de sus problemas, porque así nos han enseñado, porque así es como se acostumbra.
No queda más que esperar a que el tiempo muera de nuevo, que muera bajo el yugo de nuestras crueles manos, que muera solo para volver a extrañarlo y llorar pidiendo perdón por lo no hecho y suplicando su regreso, para hipócritamente volver a empezar otra vez.